Recuerdo que cuando mi esposa y yo éramos pequeños siempre nos recalcaron que los valores eran fundamentales en la construcción de cada persona y con el paso de los años y el ritmo acelerado del mundo pareciese que se hubieran olvidado y que solo nos impulsaran a cumplir metas y objetivos.
La situación excepcional que todo el mundo esta viviendo nos empujó de regreso a las casas y con esto nos llevó a relentecer nuestras vidas y a volver a enfocarnos en las cosas que tienen valor y en aquellas que debemos fortalecer como personas y para con nuestros hijos.
Durante el periodo anterior el construir el árbol de valores le permitió a mi hija y a nosotros literalmente sembrar las semillas de un nuevo tiempo y de un compromiso como familia para recordar cada día conceptos como amor, amistad, disciplina, etc, cada uno de ellos los construimos en conjunto y con cada uno llegaron a nuestra memoria como padres momentos en los cuales pusimos en evidencia esos valores y podérselos transmitir a nuestros hijos que ellos los vean reales, palpables y ejemplificados en nuestras vivencias.
En este tiempo pude ver como mi hija se esmeraba por tener listos los materiales, las hojas y elementos para construir una nueva rama dentro de ese árbol de vida, árbol de amor, árbol de sabiduría por con cada hoja venía para ellos un toque de sabiduría para que nuestros hijos crezcan con raíces cimentadas en los fundamentos de vida que el mismo Jesús nos dejó instituidos en cada cosa que hizo y en cada enseñanza que hizo.
Considero que este tipo de actividades deben repetirse y replicarse para que cada día recordemos nuestras bases y no nos llenemos de cosas que son vánales y pasajeras, creo que la forma como cada profesor cada miembro del colegio y cada papá se esmeró por encontrar su lugar para sembrar el árbol en su casa, para ver crecer el tallo y ver los frutos de él fue maravilloso, pudimos ver arboles de muchos colores de diferentes tamaños de distintas formas y variadas decoraciones pero sin importar estas diferencias las esencias de todos era la misma recordándonos que todos somo únicos pero llenos de los valores que permiten construir un jardín de amor en cada familia.
Mil y mil gracias por la experiencia que hemos vivido y espero que sean muchas más y estas actividades nos acerquen en nuestros corazones, aunque en lo físico estemos separados.
FAMILIA SALCEDO ROJAS
TRANSICIÓN S.C
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