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El caballero blanco.

Foto del escritor: El caney virtualEl caney virtual

Es duro verte sabiendo que es el ultimo día,

Tu determinación inquebrantable sobre tu muerte en el alba del mañana,

Aunque quise que cambiaras de opinión nunca funcionó,

Mi querido mi príncipe, mi ahora Rey deseo que vivas al menos esta última vez.

Antes de que se genere este réquiem susurré alternativas mientras dormías,

Te enrede en mis brazos rogando y anhelando el futuro que no llegaría,

Por esa ultima noche quiero venerarte,

Esa será mi quimérica epifanía.

Tu piel pálida en mis manos, suave y maleable como pétalos,

el ébano de tu cabello enmarcando tu expresión,

ojos más brillantes que amatistas, que después de mañana nunca se abrirán,

siénteme mi Rey, toma mi amor y mi alma, porque soy tuyo más allá de nuestros pecados.

Entre la seda y el cielo, recuerdo desde el comienzo,

Fuimos amigos, compañeros, amantes y enemigos,

Te quise, te odié y amé como a nadie,

Hoy soy tu caballero, tu mi Rey y emperador.

Recuerdo los momentos que vivimos,

Cuando me presentaste a los hermanos que hiciste en el abismo,

Pensé cuando te odié y traicioné que te habían corrompido,

Hoy entiendo que sin ellos tu no habrías vivido.

Me maldijiste con la vida,

Me hiciste jurarte que a tus amados hermanos los protegería,

El amanecer llega rápido,

Ruego e imploro más tiempo a tu lado, pero en el fondo sé que ha terminado.

Rey mío fui ingenuo, fue torpe e idiota

Cuando quisiste ayudarme no escuché, hice odios sordos, bajo una verdad que creí ver

cuando quisiste revelar tu verdad te apuñale,

ojalá mi odio no me hubiera arrastrado, deseo cederte la maldición que me has otorgado.

Te pensé egoísta, desalmado,

Muchas veces casi te mato, te destroce,

Tu me lo devolviste,

Nunca vi que las oportunidades te fueron arrebatadas.

En mi posición espero, y comienzo el acto que planeaste con esmero,

Saltó, ojos en mí asombrados,

Tu me esperas fingiendo ser un tirano,

Te obligaste a ser lo que odiabas, para morir con ese legado.

¡Oh, mi Rey! ¡Oh, mi amado! ¿Por qué este mundo nos ha condenado?

En el brillo de tus ojos veo el anticipo,

Las túnicas que vistes son blancas para mancharse con el veredicto,

Finges desesperación, asombro, pero en el fondo solo puedo ver tu sacrifico.

Empuño esa ridícula espada,

Brillante, ostentosa, para mi es demasiado pobre para ser la que comenzara tu legado,

Por mi deberías morir mientras eres glorificado,

Sin embargo, para traer la paz decidiste ser odiado.

Mi pose dramática, el papel actuado,

La espada resplandece antes de sellar tu pecado,

Es la redención, mientras me quiebro detrás de esta mascara,

una de muchas que he usado.

Estamos unidos, el líquido vital y cálido fluyendo,

Te recuestas en mí con tus últimos alientos,

“mi caballero” comienzas “este es nuestro castigo”

Tu aliento se quiebra y prosigues con ahínco, se te acaba el tiempo, lo sabes.

“No quería morir, pero lo haré para expiar,

En cambio, tu darás tu vida por esta causa”

tu piel es helada, la sangre muy cálida, te estas yendo,

“como el final te digo, que vivas, encuentra la felicidad y voluntad con mis hermanos”

Tu aliento se quiebra, lagrimas bajan de mis ojos debajo de la máscara,

Me estoy rompiendo, “no sigas” suplico en mi mente.

“no me digas que viva, porque sin ti yo no puedo” pienso con fuerza.

Duele, duele demasiado.

“Este es el final, te amo mi caballero, gracias, lamento dejarte la carga de todo

Mi vida pudo estar condenada, mis pecados son demasiados,

pero los momentos que viví contigo y mis hermanos fueron lo mejor que ha pasado,

no tuve futuro, pero siempre me dieron esperanza,

como mi deseo más egoísta, quiero que vivan, vive mi amado”

Tu voz se rompe desvanecida, dulce,

una ultima caricia antes de que liberé nuestra unión,

ahora caes de tu trono de negro,

de mi solo quedan restos, mi corazón se va contigo mientras caes, mientras mueres.

Veo a tu hermana más cercana llorar,

Sus ojos son extraños, y tan diferentes a los tuyos mi Rey caído,

Pero en ellos puedo ver dolor y sufrimiento, un vacío,

Entonces se rompe, lo sé, porque también lo estoy.

Lagrimas, el acto cae, tu sonrisa al final es demasiado hermosa,

Cubierto de sangre, incluso así, sonríes y es tan hermoso,

No hay algo en ti que no lo sea.

Contigo el viejo mundo muere, el odio termina, el futuro comienza.

Tus hermanos están destrozados, sin embargo, bajo antifaces se mueven,

Son cautelosos, atentos y habilidosos,

Aquella estrella, tu más querida hermana sigue resplandeciendo,

Sus ojos antes posos de plata se han corrompido.

Una luna y una amatista han surgido,

Una marca el comienzo y la otra te pertenece,

Su primera orden:

¡Tráeme el mirar de aquel al que admiro, que si voy a ver el mundo será el que él predijo!

Ahora sus puertas del alma son muestras de ti,

Una propia y cicatrizada, la otra directamente de tu flor arrancada,

Como un bello ángel del abismo,

No tiene destino alguno.

Se dice de ella que es el Rey sobre cenizas, el Rey de gris, del mismo abismo

Porque reconstruye el mundo bajo una visión que tú le enseñaste,

La estrella más brillante gobernando hacia el futuro, amada y adorada,

En el fondo sé que los odia.

Confiaste en nosotros,

Pero estamos muy rotos, fragmentados,

Por muy radiante que ella sea, en el fondo veo su desquicie y locura,

La misma que la tuya, aquella que dice:

“Yo destruiré mundos y los recreo”

En sus ojos ahora te veo,

En su desesperación te siento,

No te preocupes amado, yo la protegeré,

Tu estrella y tus hermanos, porque son lo que me queda de ti.

¡Lo prometo! ¡Lo juró por ti que eres mi bien más preciado!

Mantendré este mundo y a ellos a salvo,

Pude que pensar en un inicio que tus métodos no eran correctos,

Ahora has muerto por fin lo entiendo.

Este mundo no cambiará sin sacrificios, para mantenerlo haré los suficientes.

Fui tu espada y escudo,

Me arrodillo ante el nuevo Rey,

en nuestro mundo de desesperación, seré el símbolo que querías,

el héroe y caballero, haré tu sueño realidad.

No importa el tiempo, ni el costo,

Eternamente cumpliré tus ordenes mi Rey negro, mi único emperador,

Viviré, con tus últimos deseos,

Y cuidaré el mundo que tu estrella crea, tal como lo quisiste.

Por eso descansa y espérame en el infierno,

Porque si bien tu adorada hermana me asegura estas en el cielo,

Yo sé muy bien lo maldito y corrupto de tu centro.

Por eso encajamos tan bien.

Eras el Rey oscuro, egoísta y nefasto, cuyo centro era divino,

Yo era el caballero de blanco, quien debía proteger lo puro e ilustre,

en el fondo estaba podrido, nos complementamos a la perfección.

Porque somos la destrucción, la nada.

¡Así que domina el inframundo!

vuélvete rey de los muertos entonces podré volver a ser tu caballero,

nos encontraremos, mostraremos a aquellos que no son importantes,

lo difícil que fue para nosotros dar nuestra vida, cambiándola por el tormento.

¡Espérame! ¡No me olvides! ¡No dejes de amarme!

Porque yo viviré y volveré a ti, como siempre debió ser.


Este poema es la primera entrega de una saga.



Maria fernanda duarte plaza

Undecimo


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